El sufrimiento de lo imaginario

Hace unos días, mientras leía por la noche, volví a escuchar un ruido que había notado la noche anterior en el exterior de casa.

El primer día no le preste mucha atención pero esta vez, al volver a escuchar el ruido sobre la misma hora, me llevo a hacerle mas caso. Parecía el ruido de un animal raspando algo… ¿podría ser un gato? No, no parecía porque el ruido era demasiado prolongado ¿podría ser un ratón o peor aun una rata? ¿Y si la rata subía por la pared y se metía en la ventana? …

Me asuste ante esta ultima idea y debido a ella me puse inquieto, perdí la concentración por completo en lo que estaba leyendo y no podía dejar de pensar en el animal suelto que había fuera de casa y que se podía meter dentro.

Así que me llene de valor, me levante del sillón y despacio me fui hacia la puerta de la calle.

Había que hacer un movimiento muy rápido si quería ver el animal que estaba rondando nuestra casa… abrí la puerta lo mas silenciosamente posible, encendí la luz exterior y de un salto me puse en el lugar de donde pensaba provenía el ruido….

Para mi desconcierto no halle ningún animal… El ruido al que yo tanto había temido era una cinta adhesiva que había puesto alrededor de una jardinera y que desgastada se había soltado y golpeaba contra el muerte.

Me reí ante la situación y también me hizo reflexionar. ¿Cuantas veces genero ideas adelantadas sobre encuentros o situaciones que han de venir en el futuro? ¿Cuantas veces me preocupo con el «y si…» para luego darme cuenta de que tanto temor y control era innecesario e incluso nocivo?

A comienzos de esta semana volví a enfrentarme a una situación similar. Estando tan cerca en el tiempo pude recordar la enseñanza, pararme y repetirme interiormente «respirando conscientemente y habitando mi cuerpo vuelvo al presente» A pesar de que estaba el movimiento de la mente de moverse hacia adelante, esta vez pude experimentar mayor amplitud y serenidad internas.

En estos momentos de tanta incertidumbre no hay mejor amigo que el cuerpo y la respiración para tomar refugio. Como practicantes somos muy afortunad@s de poder contar con esta posibilidad… Ojala la recordemos y ¡la pongamos en práctica!

«Sal del circulo del tiempo para entrar en el circulo del amor» Rumi

Un abrazo

Damian Pineda

El talibán que llevamos dentro

Buenos días, estos días está muy presente en las noticias la toma de Afganistan por parte de los talibanes y como esto va a repercutir en la población, sobre todo en mujeres y niñas.

Y a raíz de esta noticia y de la palabra “talibán” emergió en mí una enseñanza muy valiosa que experimenté hace algunos años y que a lo mejor puede servir como una reflexión para comprender que la radicalidad no se encuentra en un país lejano sino, a veces, muy bien camuflada en nuestro interior.

Yo era una de esas personas que consideraba que mi camino espiritual era el único y verdadero. Recuerdo con mucha claridad tener conversaciones con otras personas que practicaban otros senderos espirituales y en mi interior tener este tipo de pensamiento condescendiente que se podría traducir como “pobrecillo/a está totalmente perdido/a… a lo mejor algún día se entera de cual es el verdadero camino espiritual” Así andaba yo, ¡como un verdadero talibán!, despreciando, desdeñando a las demás personas. Con una arrogancia brutal y a la vez con una inconsciecia total. Un día, con motivo de la pérdida de mi salud, me tuve que abrir a otros caminos donde recuperar mi equilibrio y entonces, como si me diera de bruces contra una pared, tuve una revelación que cambiaría totalmente mi percepción sobre los diferentes caminos… “Mi camino es el mejor… pero para mí. Todos los caminos son útiles para cada persona que los transita”

No quiero decir que haya superado completamente este sentido de autoimportancia… algunas veces me veo discutiendo y queriendo tener la razón, algunas veces me veo criticando a profesores y practicantes, algunas veces veo a los talibanes y me gustaría… darles algo de su medicina… o que desaparecieran… Pero después de haber tenido la experiencia que he compartido previamente, me doy cuenta mucho más rápido que el querer imponer y la violencia aunque sea mental, señala mi propia falta de sabiduría y además no soluciona nada, todo lo contrario, lo empeora. En palabras de Gandhi «La violencia es el arma de los débiles, la no-violencia la de los fuertes».

Se están viendo muchos movimientos a nivel global para pedir garantías de respeto a la población afgana por parte de los talibanes y estoy seguro que muchas personas están enviando todas sus bendiciones para que la población en general y en particular mujeres y niñas no sean victimas del movimiento radical.

Si eres practicante de cualquier tradición espiritual o simplemente un practicante de la Atención Plena te invito a un reto. Comparte tus buenos deseos, los méritos de tu práctica, no solo con las personas afectadas sino más aún con los propios talibanes. Estas personas están, desde mi punto de vista, engullidos de la más absoluta ignorancia y oscuridad, por ello son incapaces de tolerar cualquier otra forma de vida e incluso llegar a matar por sus ideales.

Que en el corazón de todas estás personas y también en el nuestro germine la semilla de la claridad y la compasión.

Un abrazo

Damián Pineda

Practicar para transitar con mayor bondad

Cuando recibí mi iniciación espiritual descubrí que había una búsqueda sutil, que yo no había percibido, por encontrar la plenitud y que la había buscado fuera. Después de ese descubrimiento me lancé de cabeza al trabajo interno lleno de inocencia al pensar que si me aplicaba tan diligentemente como lo había hecho con el surf, mi sufrimiento y el vacío que experimentaba en mi interior desaparecería en unos cuantos años.

Después de 30 años de práctica ha habido muchos descubrimientos pero uno de los más importantes es que por muy comprometida que esté una persona con su camino interior y por mucho que haya alcanzado, los momentos difíciles, ya sean estos internos o externos, no desaparecerán. Lo que se irá generando es una habilidad y comprensión que nos ayudará a acompañarlos con mayor bondad y poder integrarlos y dejarlos marchar con mayor facilidad.

Yo desde hace un tiempo estoy transitando una experiencia que traduzco como inseguridad. No es fácil sentarme cada día y de forma consciente encontrarme con este “nudo” en mi interior. Sobretodo en mi opera la necesidad de que desaparezca con rapidez y me he visto muchas veces pasando por encima de este miedo para luego tener que desandar el camino. En este trabajo me he acordado mucho de la analogía del maestro Thich Nhat Hanh cuando equipara nuestros estados contraídos con un bebé que está demandando atención ¿Cómo vamos a tratar a ese bebé? ¿Lo ignoraremos, le gritaremos, nos enfadaremos,… ? Como dice este maestro, si vemos a un bebe en estas condiciones trataremos por todos los medios de ver las causas de su sufrimiento y lo acunaremos para que su sufrimiento cese.

Yo estoy aprendiendo que cuando surge el sufrimiento en mí el camino más sano es el de dar apertura, paciencia y mucha autocompasión para poder transitarlo. También estoy descubriendo que el compartir con personas que te saben escuchar es muy sanador y aquí me gustaría introducir algo que considero un descubrimiento muy importante en mi caso. Al igual que cuando tenemos una contractura muscular acudimos a un/a fisioterapeuta, cuando sufrimos de una “contractura” interna que nos desborda nos deberíamos plantear el regalo de ponernos en manos de un profesional de la psicología. Y digo un regalo, porque así ha sido para mí. Después de batallas incontables por mi cuenta y en soledad, ponerme en manos de una psicóloga ha sido una enorme liberación.

Ojalá que maitri, la cualidad de la bondad, esté siempre presente en nuestro camino ya sea que lo transitemos en soledad o acompañad@s.

Curso de Atención Plena septiembre 2021

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